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Escrito por José M. Viera
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La percepción del tiempo
(la forma en que medimos o calculamos el tiempo)

Lo menos que tenemos es lo más que desperdiciamos: ¡TIEMPO!
Por José M. Viera

“Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón
sabiduría.” (Salmos 90.12)

¿No te has dado cuenta que casi no hay tiempo para las cosas que queremos o
necesitamos hacer? Desde que nos levantamos en la mañana tenemos una
enorme batalla con el reloj. Simplemente el tiempo pasa demasiado ligero y
no logramos realizar las cosas que deseamos hacer. Sin embargo, el tiempo
siempre es el mismo. Ni ligero, ni lento; es simplemente el mismo que ha sido
desde el principio. Por lo tanto, el problema no radica en el tiempo sino en
nuestra percepción del tiempo.

Por ejemplo, si vamos a trabajar y no tenemos mucho qué hacer, lo más
seguro es que nuestra percepción del tiempo nos hará pensar que las horas y
los minutos son eternos. Lo mismo sucede cuando no podemos conciliar el
sueño en la noche mientras estamos en la cama. Miramos el reloj, y son las
3.25 de la madrugada. Nos cambiamos de posición, cerramos los ojos, los
abrimos, nos movemos a la izquierda, nos movemos a la derecha, miramos al
oscuro techo, contemplando las diferentes clases de sombras en la habitación;
nos cambiamos de posición otra vez; y seguimos en esta maniobra en la
cama, pensando que han pasado varias horas, sólo para darnos cuentas que
solamente son las 3.30 de la madrugada. Esos últimos 5 minutos parecían una
eternidad. No fue que el reloj se detuvo, simplemente fue nuestra manera de
percibir el tiempo. Otras noches pudiera ser lo contrario. Vamos a la cama a
dormir, cerramos los ojos y nos dormimos, y aparentemente la alarma del
reloj nos despierta una o dos horas después, pero la realidad es que hemos
dormido toda la noche. Otra vez, es la forma en que percibimos el tiempo.

Nuestro problema de percepción del tiempo es solamente el principio de los
problemas. La realidad es que el tiempo sigue corriendo o caminando
normalmente y nosotros nos quedamos atrapados en nuestra propia realidad.
Y cuando nos damos cuenta de la verdadera realidad de la vida, comenzamos
a sentir la enorme presión de que no tenemos ese tiempo que tanto
necesitamos o anhelamos.

¿Cuántos de nosotros (que somos padres), podemos recordar cuando nuestros
hijos eran pequeñitos? Miremos hoy detenidamente, y nos daremos cuenta
que no son tan pequeñitos. ¿Qué pasó con el tiempo? Crecieron delante de
nuestros propios ojos y no nos dimos cuenta? Lo mismo nos sucede con
nosotros. Nos miramos en el espejo, y muchas veces no reconocemos la
persona que contemplamos: ¿Qué pasó? “Tiempo” fue lo que pasó, y tampoco
nos dimos cuenta.

Lo que nosotros llamamos tiempo “Tiempo”, en realidad se llama “Hoy”.  Y
Dios nos ha dado el día de “Hoy”. Entonces, deberíamos preguntarnos: ¿Cómo
lo estamos utilizando? ¿Se nos está escurriendo de las manos? —Nuestro
“tiempo” es “hoy”. ¡Vivamos para Dios!

Salmos 90:12 en otras versiones:
—“Haznos entender que la vida es corta, para así vivirla con sabiduría”.
(Biblia Palabra de Dios para Todos).

—“Enséñanos lo que valen nuestros días, para que adquiramos un corazón
sensato”.
(Biblia Latinoamericana 1995).

Apreciado Lector, ¿puede comprender el valor o la importancia del tiempo que
Dios le ha dado? La vida aquí en la Tierra es demasiado corta como para
desperdiciarla en enojos, peleas, divisiones, vicios y placeres destructivos.
Entrégale a Dios tu vida HOY porque no tienes la garantía del día de mañana.
HOY, no lo dejes para otro día.
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